
Entonces, después de meditarlo por largo tiempo, decidí que el dinero que serviría para la medicación de mi enferma tía, lo destinaría en la adquisición de mi próximo disco.

Entré a la disquería y noté que las bateas se encontraban vacías, áridas; en especial una: “Rock Internacional”. Me acerqué al mostrador -donde se encontraba el dueño- y pregunté si tenían el disco de Radiohead, que tanto ansiaba. Soslayadamente -para no interferir en el clima excéntrico que genera “NoCover” con cuatro personas en el local- el dueño me susurró al oído que, con la “legalización” de la piratería de CD truchos y el alto costo de las importaciones, retiró todos los discos internacionales que había en las bateas.
Al mismo tiempo pensé que era una señal del más allá para que destinara el efectivo a la salud de mi tía. Rápidamente fui tentado con una nueva propuesta de compra a la que accedí de inmediato: “¿Por qué no te llevás un disco de rock nacional?, hay muchos”.
¡Rock Nacional!, cuanta historia, ¡más de cuarenta años! Cómo elegir un disco entre tantos estilos, bandas, discografías. Le pedí ayuda al dueño de la disquería: “¿Cuáles son los diez mejores discos del rock argentino?, como para tener una guía.
El hombre se sentó, tomó aire y me dijo que prestara mucha atención. Al pie del cañón, escuché cada una de sus palabras. “Mirá pibe, yo hace muchos años que trabajo en este rubro, pero nunca nadie me preguntó semejante estupidez; bendita la hora en que lo hiciste. La verdad que desde mi lugar puedo decirte cuales son esos discos, pero tenés que tener en claro una cosa: seguramente cuando te los diga, algunos te van a gustar, otros no tanto y el resto tal vez los odies. Acá no se trata de gustos propios, sino de racionalidad en cuanto a calidad musical, poética, popularidad y conceptualidad para elegir los diez
mejores discos del rock nacional”.



En tercer lugar, más contemporáneo, ubico a OKTUBRE (1986). Sin dudas una de los mejores discos de la historia argentina. Creo que amerita que se lo remarque, sobre todo porque es una de las bandas -junto con Sumo- que supieron mezclar dos clases, dos públicos, la calle con la universidad, el barrio con la filosofía. Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, embanderan con este ejemplar un símbolo “revolucionario” dentro de la música nacional. La revista CantaRock, publicó en ese entonces: ‘es un discazo que de entrada obliga a adjetivar desmedidamente’.

Después viene... ¡Fito!, con El amor después del amor (1992). Muchos pueden disentir y decir que Tercer Mundo, Ciudad de Pobres Corazones o Circo Beat son mejores placas, pero no. Y eso que yo coincido más con el gusto de esa porción de aficionados, pero El amor… es 'EL' disco de Rodolfo.

Anonadado por la lección de rock que estaba teniendo, perdí las horas del tiempo. Creo que el “Sr. NoCover” también sufrió el desfasaje mental que produce hablar de rock y es por eso, que me dejó con la charla a la mitad y una respuesta incompleta, ya que debía cerrar el negocio.
Anhelo que en mi próxima visita a la disquería, el “Sr.…” complete la historia y así, descubrir cuáles son los diez mejores discos del rock nacional.
3 comentarios:
I truly appreciate it.
I agree with you about these. Well someday Ill create a blog to compete you! lolz.
totalmente de acuerdo con la eleccion de los discos y muy original la forma de plantearlo!!! Espero la proxima!!!
saludos micaela
Publicar un comentario