sábado, 22 de marzo de 2008

Al pie del cañon

Una tarde de 1996 después de buscar y buscar un nombre que sonara latino, no en inglés ni nada parecido, Bastiano (mates de por medio) dice: -Che…me gusta el nombre Ceferino. Automáticamente dije: -¡Reyes! Fue así: sencillo y conciso. Nos gustó, y los demás lo adoptaron de toque. Nada muy extraordinario, sino bien ordinario y de ¡acá!...como nosotros mismos. Ceferino Reyes es como una persona jurídica ¿no?; algo así como el nombre de una familia en la que convivimos varias personas que hacemos lo mejor para nuestra gente y buscamos un camino para llevarlo a cabo, me relataba Pepe, cantante de Ceferino Reyes, en una “alienada” entrevista internauta.

Mixtura de, Biohazard, Rage Against The Machine y Stuck Mojo, esta banda marplatense consolidó su propio estilo dentro del rapcore. Con estrofas hipnóticas, pegadizas y estribillos cargados de contenido social, “los Ceferinos” supieron ganarse un lugar en la ciudad y perdurar en el inconciente de muchos, aún luego de su radicación definitiva en Capital, y de los constantes cambios de formación.

Mientras escuchaba Black Flag en el reproductor de mi computadora, en mi cabeza resonaban algunas preguntas: ¿por qué se elige hacer rapcore y no otros géneros como el punk o el reggae a la hora de ser contestatario, más allá del gusto propio?, ¿qué diferencias hay con otros estilos? Pepe no tardó en tipear del otro lado de la pantalla: La diferencia es casi nada. Cuando conocí a los chicos en aquel entonces, tocaban rock alternativo y yo venía de Datsima, una banda de hardcore al estilo Biohazard (siempre me llamó la atención). El rapcore es un movimiento que en su esencia es político, tanto como el punk o el reggae. La diferencia está en los ritmos; lo contestatario está en la gente, no en la música. Ésta, es solo una forma de descargar y dar el mensaje que uno quiere manifestar.

El reloj digital parecía estar clavado con respecto al correr de la charla. Si bien en Mar del Plata existen más de trescientas bandas no se compara con la infinidad de la urbe porteña. Resulta difícil pelear un lugar acá. Lo sentimos cada vez que queramos organizar una fecha. Hay demasiadas bandas de cada estilo y muchos lugares con precios elevados. Nosotros estamos “re- armados”, ensayando como grupo sólido hace menos de un año. Si bien Ceferino tiene doce de trayectoria, estuvimos distanciados dos años, cuando me volqué a mi proyecto solista, entonces ellos buscaron otro cantante. Después, vinieron acá y me encontraron, nos volvimos a juntar, pero costó consolidar un sonido y encontrar baterista. Cuando lo hicimos, empezamos a ensayar y sacar temas nuevos, además de los que ya teníamos. Estábamos como cualquier grupo que recién empieza, ansiosos por volver a tocar. En resumen, es difícil pero eso no nos quita las ganas. Estamos trabajando un disco con batero nuevo, algo que queríamos hace mucho en la banda. ¡A este tren nadie lo para!

Sin palabras para escribir, ni de estilos ni del underground, la conversación por emoticones comenzaba a terminar cuando Pepe, como improvisando arriba del escenario, medio hablando medio rapeando, me dejaba un mensaje para los jóvenes: Nadie puede decirte lo que tenés que hacer de tu vida, ni decirte como actuar, hay que equivocarse para aprender y la mejor escuela es la flia. Preocúpate por vos mismo y vas a poder preocuparte por cualquier persona del mundo. Los jóvenes son el futuro, los pibes que recién asoman la cabeza a la vida. Tendríamos que tratar de ser mejores personas y menos competitivos en la vida. Así, creo que es un buen comienzo para una nueva gente de corazón transparente, y el ¡rock! Yo rockeo todo el día, todos los días, rockear es vivir al extremo. No por hacer rap, ni reggae, ni punk, ni funk, uno no puede rockear. Rockear es lo que nos lleva a ser, y hacer lo que mostramos al público, seamos siempre inteligentes y rockiemos.

El rock under es así, con sus estilos, sus códigos, sufrimientos, influencias, cambios, experiencias y grandes esfuerzos. Ceferino Reyes, al pie del cañón, cumple con cada una de estas características como lo hacen cientos de bandas que aún hoy desconocemos. Como me dijo Pepe en referencia a la calle: es una materia que uno no termina de rendir nunca. Lo mismo digo del rock.

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